Arde Red Bull: o Verstappen quiere cargarse a Horner o su padre le trata como a un niño

En el deporte, como en la vida misma, traspasada una determinada línea ya no cabe vuelta atrás. Como aquel Rubicón de Julio César es el paso dado por Jos Versappen para desahuciar a Christian Horner. Piloto o jefe, tendrá que salir del equipo austríaco. Si quedaba algún puente, ha saltado por los aires.

Tanto por su historial personal como por la trayectoria con su hijo, Jos Verstappen siempre ha exhibido un carácter polémico, complejo y brutalmente asertivo. Aunque ahora excedía su rol como gestor de la carrera de Max, osando exigir públicamente lo que nadie desde el seno de la propia compañía.

El posicionamiento del padre podría inducir a la interpretación de un tricampeón del mundo tratado como un niño. No obstante, más lógico se antoja que Max esté alineado con el padre y, supuestamente, con una facción interna dentro de Red Bull.

¿Por qué querría entonces Max Verstappen la salida de Horner en semejante período de éxito absoluto y liderazgo? La historia de César y Roma tras atravesar osadamente el Rubicón enseña que en tales situaciones solo existe sitio para uno.

Guerra total, ¿por qué?

El periodista español José María Rubio captaba la imagen bajo el podio de Shakir con Christian Horner besando con confianza la cabeza a Charlem Yoovidhya, propietario del 51% de Red Bull. Una muestra clara de complicidad con el accionista mayoritario, presente en el circuito en señal de visible y deliberado apoyo, ¿por qué tal voto si el presunto comportamiento de Horner con su empleada hubiera sido realmente censurable?

Antes, ni la protagonista en el caso había acudido a la justicia ordinaria, ni tampoco la comisión investigadora encontró argumentos para la despedida de Horner. Pero Jos Verstappen lanzaba su bomba mediática, por un lado, y, por otro, exhibía sus devaneos en el paddock con Toto Wolff para crear presión en Red Bull. En definitiva, una declaración de guerra total para intentar defenestrar definitivamente a Horner.

Desde Francia 2022, Red Bull ha ganado todas las carreras, menos dos (Brasil 2022 y Singapur 2023). Max Verstappen, tres títulos seguidos y los dos bajo el nuevo reglamento. ¿Por qué abandonar su actual equipo para recalar en una escuadra previsiblemente menos competitiva? ¿Está siendo el hijo manejado por su padre y la facción en Red Bull con la que supuestamente comparte objetivo?

Está o no está Max en la pomada

Ni siquiera llegó a tanto Anthony Hamilton en su afán de manipular a la prensa en beneficio de Lewis, como en aquellos famosos grandes premios de Mónaco o Hungría en 2007. Carlos Sainz padre también gestiona los destinos de su hijo, pero no se le escuchó una palabra cuando los Verstappen manipulaban internamente en Toro Rosso. No ya a un padre, a ningún mánager se le ha oído pedir la salida de un jefe de equipo de su piloto.

Jos Verstappen se ha distinguido por su carácter volcánico en su vida personal -como atestiguan varios episodios-, y su vehemencia para defender la carrera de su hijo. Cabe preguntarse si este desafío es iniciativa personal del padre, u está orquestado por ambos Verstappen. Y otros.

Si se tratara de la primera hipótesis, el protagonismo de Verstappen padre no deja en buen lugar la autonomía de su hijo. Un tricampeón del mundo cercano a la treintena se antoja una marioneta en manos de su progenitor. Vettel, Schumacher, Alonso, Senna, Prost, Raikkonen… A ninguno le manejaba nadie sus opiniones públicamente de tal guisa ¿Hamilton? Un tiempo, pero luego se alejó durante unos años de la presencia de Anthony.

Al ser preguntado por Horner este fin de semana, Verstappen cubría el expediente. Ni en contra del británico, ni defensa encendida. Resultaría llamativo que el padre haya quemado la tierra alrededor de Horner al margen del hijo. Qué motivos tendría Max para no querer a Horner cuando disfruta de la mejor posición deportiva y personal en Red Bull, una estructura perfectamente engrasada para ganar bajo la responsabilidad del británico ¿Se está utilizando al piloto en una lucha de poder de más altos vuelos?

La partida de póker

Con semejante pronunciamiento público, Jos Verstappen ha jugado muy fuerte. Pero ha colocado a Red Bull -y a su hijo- en una comprometida posición. En connivencia o no con Max, ha exhibido su poder fáctico hasta dictar las normas a la familia Yoovidha, multimillonarios a escala planetaria. Si Horner se viera forzado a dejar Red Bull, los Verstappen reforzarìan aún más su poder a costa de la autoridad de los propietarios. Ford debe observar con preocupación el futuro del equipo.

Pero cabe especular también que Horner y los Yoovidha quieran aguantar como defensa contra la alianza formada por los Verstappen, Helmut Marko y la facción austríaca de la empresa. Michael Schumacher y Jean Todt controlaban Ferrari por encima de su presidente, Luca Montezemolo. Este buscó romper semejante desequilibrio fichando a Kimi Raikkonen, provocando la retirada del alemán, y la posterior pérdida de poder de Jean Todt.

Adrian Newey está en una posición complicada. Si contara con el apoyo del ingeniero, Horner defendería que, como pensaban los Frank Williams y Patrick Head de sus mejores tiempos, la fortaleza de un equipo es contar con los mejores ingenieros y recursos técnicos que hagan campeón... a cualquier gran talento. Si no es Verstappen, podría ser Fernando Alonso o Carlos Sainz, libres en el mercado en 2025. Pero con Red Bull siempre como artífice de los monoplazas ganadores, el equipo al que los mejores quieran acudir. El piloto es un instrumento y los Verstappen no serían imprescindibles.

Puede que en la resistencia del británico y la familia Yoovidha haya mar de fondo. Quizás la posición de Horner sea insostenible por la gravedad de los hechos imputados, pero sus rivales no han conseguido sacarle de su posición por distintas razones. ¿Cuál será el futuro de los Verstappen si Christian Horner siguiera en Red Bull?

De momento, Jos Verstappen ha empezado a jugar al póker con el futuro de su hijo. Pero este también es un juego donde conviene cuidar cuando se echan los faroles.