El otro 'genocidio' de Alemania: ¿qué pinta Namibia en la demanda contra Israel en la CIJ?

Namibia ha criticado duramente la decisión de Alemania de intervenir a favor de Israel como parte indirecta en la causa abierta por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) tras la demanda presentada por Sudáfrica. En ella, el país africano acusa a Israel de propiciar de forma “deliberada” y “calculada” condiciones para el genocidio en la Franja y solicita a la CIJ que ordene "suspender inmediatamente sus operaciones militares en y contra Gaza".

¿Pero qué tiene que ver este país del suroeste de África en este cruce de peticiones, acusaciones y declaraciones? El rechazo se debe a que Namibia, precisamente, sufrió el genocidio de los pueblos herero y nama por parte del Imperio alemán a principios del siglo XX, por lo que cuestionan su moralidad y su doble vara de medir con los derechos humanos.

"Alemania no puede expresar moralmente su compromiso con la Convención de las Naciones Unidas contra el genocidio, incluyendo la reparación por el genocidio en Namibia, y a la vez apoyar el equivalente a un holocausto y un genocidio en Gaza", reza un comunicado de la Presidencia de Namibia publicado el pasado sábado en su cuenta de la red social X (antes Twitter).

Mientras, el país africano condena "la matanza perpetrada por Israel contra los palestinos en Gaza" y critica que Berlín haya decidido defender "los actos genocidas y espantosos del Gobierno israelí contra civiles inocentes" en una guerra que lleva más de tres meses y se ha cobrado la vida de más de 23.000 palestinos, según el Ministerio de Sanidad gazatí.

Esta situación recuerda a la vivida por Namibia hace no mucho tiempo, una herida todavía pendiente de cicatrizar. "El Gobierno alemán aún no ha expiado plenamente el genocidio que cometió en suelo namibio", apunta el comunicado en cuestión.

El genocidio en Namibia: una herida todavía abierta

La lucha contra el apartheid en Sudáfrica a partir de 1948 o el genocidio de Ruanda en 1994 son dos episodios de la historia conocidos por la mayoría, pero no es así con el genocidio de Namibia.

Ocurrió a principios del siglo XX, cuando el Imperio alemán, gobernado por el káiser Guillermo II, era una potencia colonial gracias a los acuerdos de la Conferencia de Berlín de 1884, en la que los países europeos se repartieron el territorio africano y, por consiguiente, sus riquezas. Como consecuencia, Alemania se quedó con Camerún, Tanzania, Togo y Namibia, antes conocido como África del Sudoeste.

No obstante, la historia de cómo Alemania acabó ocupando el territorio de Namibia se remonta a unos años antes, a 1881, cuando un empresario alemán, Adolf Lüderditz, llegó a Lagos (Nigeria) para expandir su negocio de tabaco en la zona. Pero, al no tener éxito allí, se trasladó a Namibia, una región rica en recursos minerales donde él y su socio empezaron a expandir su industria comprando territorios a cambio de armas y dinero para los nativos. Este intercambio lo realizaron con el jefe de los nama, unas de las etnias que había allí. Sin embargo, el trueque no fue fructífero para ambas partes, ya que los empresarios alemanes le estafaron, aprovechándose de su desconocimiento sobre las millas y su coste. Finalmente, el jefe de los nama acabó vendiéndoles más territorios de los que pretendía y lo denunció, pero ya era tarde.

Lüderditz y su socio, que ansiaban que su negocio prosperara y tener una mayor estabilidad, solicitaron al Gobierno alemán la creación de un protectorado en la región, y el 7 de agosto de 1884 el canciller alemán Otto von Bismarck enarboló la bandera alemana.

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Pero los problemas no tardaron en llegar: los alemanes comenzaron a expropiar sus tierras, les quitaban sus recursos y les echaban para crear asentamientos colonos, utilizando, si era necesario, la violencia.

Con lo que no contaba el Imperio alemán era con que los namibios se podían sublevar, como ocurrió en 1904, cuando el jefe de la tribu herero, Samuel Maharero, con el apoyo de los nama, lanzó un ataque contra los alemanes, liderados por el general Lothar von Trotha, conocido por la crueldad de sus métodos. Así, comenzó una cruenta guerra, con una diferencia armamentística notable, en la que el objetivo alemán era aniquilar a ambas etnias. Para ello, llevaron a cabo ejecuciones, abrieron campos de concentración, realizaron experimentos para confirmar su inferioridad racial…

Según los historiadores, entre 1904 y 1908, unos 60.000 herero (de 80.000) y unos 10.000 nama (de 20.000 de la población total estimada) fueron exterminados y expulsados de sus tierras. Es decir, un 81 y 50% de la población de ambas etnias, respectivamente.

En 1919, tras la derrota en la Primera Guerra Mundial y la firma del tratado de Versalles, Alemania perdió todas sus colonias y Namibia pasó a estar administrada por la Liga de las Naciones (antecesora a la ONU).

La "reparación" alemana 100 años después

Durante décadas, la historia alemana vanagloriaba los hechos acontecidos, justificando la masacre amparándose en que los namibios eran seres irracionales e inferiores. De hecho, durante el régimen nazi, Von Trotha fue condecorado como héroe nacional.

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En 2007, más de 100 años después, la familia del general, que repudiaba su actuación, se trasladó a Namibia para pedir perdón por la masacre cometida por su antepasado, ante lo que se mostraron "profundamente avergonzados".

El Gobierno alemán, por el contrario, continuó ignorando un informe de la ONU publicado en 1985 que acusaba a Alemania de haber efectuado un exterminio. Finalmente, en 2021, reconoció que fue "un genocidio" y decidió sufragar un programa de desarrollo en el país africano por 1.100 millones de euros durante 30 años. Esto desató las críticas de la oposición en Namibia, ya que consideraban esta oferta como un "insulto" y acusaron a Berlín de "esconderse tras la ayuda al desarrollo", una práctica denunciada en numerosas ocasiones por los países del continente.

Por su parte, los representantes de los herero y los nama exigen indemnizaciones individuales, a las que Alemania se ha negado en todo momento. En enero de 2023 acudieron al Tribunal Superior de Namibia para exigir la renegociación de la declaración conjunta de 2021, al considerar que viola una resolución parlamentaria de 2006, según la cual el proceso debe incluir a los descendientes de las víctimas.

"Parece una incapacidad de Alemania para aprender las lecciones de su horrenda historia"

Ahora, después de 120 años de este genocidio, Alemania ha condenado la demanda presentada por Sudáfrica contra Israel y lamenta la "instrumentalización política" de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948, e intervendrá como parte indirecta en la audiencia principal, lo que ha sido criticado por Hage Geingob, el presidente namibio.

"Dado lo que parece es una incapacidad de Alemania para aprender las lecciones de su horrenda historia", el presidente "expresa su gran preocupación ante la sorprendente decisión del Gobierno alemán de rechazar la justa causa presentada por Sudáfrica ante la CIJ sobre el genocidio que Israel está cometiendo contra los palestinos de Gaza". Una declaración que recuerda a la conocida cita del filósofo Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana: “Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”.