Gabriel Attal: el 'Mini Macron' con el difícil reto de reconducir Francia

Tan solo seis meses después de ser nombrado ministro de Educación, Gabriel Attal se ha convertido, este martes, en el primer ministro más joven de Francia, tras la dimisión de Élisabeth Borne al frente del Ejecutivo.

Con tan solo 34 años, Attal llega para iniciar una nueva etapa y pasar página en un annus horribilis para el macronismo. Será el cuarto jefe de Gobierno de Emmanuel Macron, el segundo desde su reelección en mayo de 2022, y tendrá la labor de relanzar su presidencia tras la adopción en el último año y medio de medidas marcadamente impopulares, como la reforma de las pensiones y la ley de inmigración.

Se espera que en las próximas horas se anuncie el nuevo Gobierno que compondrá Attal, que da así un nuevo paso adelante en su meteórica carrera.

El niño prodigio de Francia parece no ver la meta en esta carrera política, y muchos ya le ven como el próximo presidente de la República. Empezó en el Partido Socialista, y más tarde se sumó al ala progresista del macronismo, donde se le considera un fiel aliado del presidente actual, aunque algunos les cuesta definir y etiquetar la ideología de Attal.

En 2012, con tan solo 23 años, se convirtió en consejero del Ministerio de sanidad, y desde ahí, ha ido escalando meteóricamente. En 2023, tras un año de cambios en el gobierno, fue nombrado ministro de Educación, y solo seis meses después, tras la dimisión este lunes de la tecnócrata Elisabeth Borne, Macron deposita toda su confianza en el “prodigio” de la política francesa y le designa primer ministro.

Attal se enfrenta al desafío en un periodo clave para Francia: las elecciones europeas, los Juegos Olímpicos (lo que absorberá buena parte de la energía gubernamental para evitar un fracaso como el que vivió el país en la final de la Liga de Campeones de 2022 en el Estadio de Francia) y volver a recuperar la confianza del votante francés. Una confianza perdida tras un año en el que su predecesora ha gobernado a golpe de decretazo.

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Elisabeth Borne, la segunda mujer en ocupar el cargo como primera ministra, aplicó 23 veces el famoso artículo 49.3, lo que le permite aprobar sin el voto de los diputados. Leyes tan impopulares como la reforma de pensiones, la ley de migración o los polémicos presupuestos. Es decir, algo más de una al mes desde que llegó al cargo hace un año y siete meses. Ha tenido que enfrentarse a 31 mociones de censura en 20 meses, una de ellas superada solo por nueve votos.

El de primer ministro, como ha probado en sus carnes Borne, es un puesto complicado, considerado el comodín del presidente cuando las cosas no van bien. Cuando hay problemas en el Elíseo, el primer ministro acaba saltando, y la pregunta ahora es: ¿aguantará la presión Gabriel Attal?

No lleva ni un día en el puesto y ya se ha ganado la etiqueta de mini-Macron, de quien dicen que tiene su admiración. Quizá, precisamente, por sus grandes semejanzas. Joven ambicioso, sin grandes amigos dentro de la política, con una trayectoria impecable y, por supuesto, hijo de la burguesía intelectual parisina. La lucha contra el acoso escolar, que él mismo reconoció haber sufrido en su etapa escolar, ha sido uno de sus caballos de batalla, lo que incrementó su popularidad. Attal se convierte, además, en la primera persona abiertamente homosexual que accede a la jefatura del Ejecutivo, ya que su pareja es Stéphane Séjourné, un colaborador del presidente que figura en la lista de favoritos para encabezar el cartel de su partido para las europeas de junio.

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Es, también, el más popular de sus ministros, según las últimas encuestas. Aunque para algunos, viendo el historial de dimisiones, surge la duda sobre si Macron no está arriesgando y quemando la figura de este joven prodigio, que podría ser el arma perfecta para acabar con la otra gran promesa de la política, por parte ultraderecha: Jordan Bardella, el delfín de Marine Le Pen.

Su primer reto serán las elecciones europeas, donde la ultraderecha francesa se ve como vencedora y en las que el presidente de Reagrupamiento Nacional, Jordan Bardella, de tan solo 28 años, será candidato.

Hoy, Gabriel Attal supone un aire fresco, un cambio generacional y el comodín para salvar al macronismo con ya fecha de caducidad: 2027.